UNAD
8 marzo 2023
"Hay que hacer un esfuerzo en sensibilizar a la sociedad en su corresponsabilidad con las mujeres con adicciones"
Entrevista a Auxiliadora Fernández, directora de la Fundación EMET Arco Iris e integrante de la Junta Directiva de UNAD

Solo una de cada cinco personas atendidas por la red de adicciones es mujer. Sin embargo, la incidencia de las drogodependencias en ellas va más allá de los casos que se reflejan sobre el papel. Detrás de esta situación se encuentran múltiples factores atravesados por el género, como apunta Auxiliadora Fernández, directora de la Fundación EMET Arco Iris, que dificultan a las mujeres acceder a los tratamientos. A partir de la experiencia desde su entidad, donde cuentan con un recurso específico para víctimas de violencia de género con problemas de consumo, Fernández habla de la realidad de las mujeres con adicciones con motivo del Día Internacional de la Mujer.

¿Qué supone el 8M para una persona que trabaja en el movimiento de las adicciones?

Es una magnífica oportunidad para visibilizar y reivindicar la situación de las mujeres con adicciones. Es una oportunidad para verlas, para que se vean, para conocerlas, para que se conozcan, entender los motivos que las llevan a consumir, las formas en que lo hacen… Y la manera de intervenir en sus casos es diferente a la de los hombres, por lo tanto los programas de prevención, atención y reinserción tienen que ser distintos. Este día es una oportunidad para poner encima de la mesa una realidad que aún continúa, no solo invisibilizada, sino estigmatizada. Porque, por ejemplo, todavía no causa el mismo impacto el hecho de ver a un hombre borracho que a una mujer borracha.

¿Cuáles son las principales reivindicaciones que, como red, deberíamos defender en un día como este?

Primero: formación, formación y formación en perspectiva de género. Pero no es suficiente con los conocimientos, tiene que ser algo transformador que nos haga cambiar la mirada. Una vez formadas, necesitamos investigaciones y estudios, es decir, datos. Tenemos que saber el impacto de lo que hacemos, pero también de lo que no hacemos. Hay que fomentar el conocimiento y el uso de los recursos existentes para mujeres con distintas vulnerabilidades para favorecer su participación en la vida comunitaria y potenciar su autonomía. Además, hay que seguir potenciando el trabajo en red porque las redes multiplican y, por otro lado, hacer un esfuerzo en sensibilizar a la sociedad en su corresponsabilidad con estas mujeres.

¿Qué determina específicamente la realidad de las mujeres con problemas de adicciones?

Como ocurre en la mayoría de las personas, lo que determina la realidad de estas mujeres son las situaciones vividas en su infancia, la falta de cuidados, los malos tratos, la invisibilidad, las responsabilidades impuestas o asumidas, conscientes o inconscientes, y tantas y tantas mochilas que ellas van cargando a lo largo de su vida y que, con seguridad, les han provocado heridas o traumas duros y diversos. Podemos entender que, para sobrellevar todo esto, el consumo funciona como un regulador.

¿De qué manera favorece la atención a las mujeres con adicciones que un recurso sea no mixto?

La mayoría de las mujeres con adicciones han sufrido o están sufriendo violencia de género. Esto supone historias vitales o de infancia donde han sufrido negligencias, violaciones o abusos sexuales que les han producido traumas. Estas mujeres consumen más en soledad y acuden tarde al tratamiento ya que, aparentemente, deben estar bien para seguir cumpliendo con sus responsabilidades: el cuidado de otras personas se antepone al de sí mismas. Todas estas especificidades hacen necesarios recursos que, para estos perfiles más vulnerables, sirvan como espacios seguros donde se realice un abordaje desde la perspectiva de género y el trauma.

¿Cuál es la respuesta de las mujeres en este tipo de servicios?

A menudo afirman que es la primera vez que se sienten vistas y entendidas. Lo valoran como un espacio de apoyo mutuo, de manera que se ven y se reconocen con otras mujeres: "no soy rara", "no estoy sola" o "no soy mala" son pensamientos que adquieren en estos recursos. Y la mayoría, a lo largo del tratamiento, cambian la mirada hacia sí mismas, aceptándose y queriéndose más. Tengo que decir que, como parte del equipo de profesionales que las acompañan, ser testigo de este cambio es muy gratificante.