UNAD, la Red de Atención a las Adicciones, ha celebrado un taller de reflexión e intercambio en el marco de las XXXI Jornadas Andaluzas de Drogodependencias que la Federación ENLACE ha organizado este fin de semana en la localidad malagueña de Torremolinos.

La sesión, conducida por Gisela Hansen, asesora externa de UNAD, y Sara Nicolás, integrante de la comisión de Jóvenes de la entidad, se centró en cómo se realiza la atención a las personas con adicciones. Más de 30 profesionales y personas voluntarias de la red andaluza dialogaron sobre los aspectos más sólidos de la intervención, pero también sobre todos aquellos que conforman los retos que deberían trabajarse más intensamente para mejorar la respuesta desde los recursos de drogodependencias.

Siguiendo la metodología de las cuatro habitaciones del cambio, la cual responde a un ciclo de estados de satisfacción, resistencia, confusión e innovación, las personas participantes participaron en una dinámica en la que emergieron ideas como la necesidad de continuar haciendo una intervención integral de la adicción y la importancia de seguir trabajando en red. También se mencionaron otras ideas más vinculadas a la innovación, como una propuesta de llevar a cabo actividades de cuidados para los equipos de profesionales y aumentar las acciones de comunicación y sensibilización desde las entidades de UNAD.

Esta iniciativa se ha llevado a cabo dentro de un proyecto para la reflexión sobre la intervención en drogas y adicciones en la actualidad. Con este programa, UNAD pretende abrir un diálogo entre profesionales de su red para identificar avances y retos que permitan mejorar las estrategias y enfoques de la prevención, los tratamientos, la reducción de daños y la incorporación social.

Así, este proceso se inició con una sesión durante el último Congreso estatal de UNAD y, a lo largo del año, se organizarán más talleres en otros tres territorios con el fin de reunir distintas realidades regionales y alcanzar unas conclusiones universales y contrastadas. De esta manera, la intervención podrá revisarse de acuerdo con las necesidades cambiantes de la población afectada en cuanto a los patrones de consumo, las características demográficas y socioeconómicas, las nuevas evidencias científicas y las buenas prácticas detectadas.