UNAD, la Red de Atención a las Adicciones, ha presentado este miércoles en Bilbao el estudio ‘Detección temprana, con perspectiva de género, de participantes con un comportamiento de juego de riesgo o de mayor gravedad’, en el que se analizan los factores que contribuyen al inicio, mantenimiento y desarrollo de un trastorno de juego en personas jóvenes, teniendo en cuenta la realidad y las motivaciones tanto de chicos como de chicas.
El proyecto se ha desarrollado gracias a la financiación del Ministerio de Derechos Sociales, Consumo y Agenda 2030, y ha contado con la asistencia técnica de la Universidad de Deusto y la colaboración del Instituto de Adicciones de Madrid Salud y de la Asociación Alacrán 1997.
Para llevarlo a cabo se ha utilizado una metodología cualitativa y se ha contado con testimonios de personas jóvenes y de los equipos profesionales que trabajan con esta población. El objetivo es poder realizar una detección temprana, diseñar acciones y políticas preventivas que respondan a la realidad de la juventud y favorecer el acceso a los recursos de atención ante posibles casos de juego problemático. Además, se subraya la necesidad de que estos factores se tengan en cuenta a la hora de desarrollar políticas públicas y de salud.
Durante la jornada de presentación del estudio, que ha tenido lugar en la Universidad de Deusto, el presidente de UNAD, Luciano Poyato, ha recordado que según datos del Informe sobre adicciones comportamentales y otros trastornos adictivos, desarrollado por el Plan Nacional sobre Drogas, en 2023, el 21,5% de los estudiantes, de entre 14 y 18 años han jugado con dinero online y/o presencial en los últimos 12 meses.
En este sentido, ha apuntado que, aunque pueden parecer meros datos, detrás de ellos hay personas con nombre y apellidos, en la que el juego no solo impacta en su salud mental y emocional, sino también en sus relaciones sociales, su rendimiento académico y su futuro profesional.
Nerea Antia Vinós, asesora del Departamento de Salud del Gobierno vasco, ha defendido que “la prevención y la intervención en adicciones y en conductas problemáticas nos exige trabajar en conexión con la realidad y en un estado de permanente adaptación”. Por ello, ha resaltado cómo el Plan de Adicciones de Euskadi, de acuerdo con las cifras de crecimiento de las apuestas entre la población vasca según el último diagnóstico elaborado por el gobierno autonómico, “emplaza a reforzar la atención integral de las personas con conductas problemáticas vinculadas al juego, haciendo todo ello con perspectiva de género y con perspectiva de la vida”.
Por su parte, el director general de Ordenación del Juego del Ministerio de Derechos Sociales, Consumo y Agenda 2030, Mikel Arana Etxezarreta, ha puesto en valor iniciativas como la de UNAD, la primera investigación realizada a partir de la línea de subvenciones de la Ordenación del Juego, al señalar que la elaboración de normativas “requiere herramientas técnicas que permitan basar las decisiones regulatorias” en fundamentos sólidos y datos. Arana también ha querido poner el foco sobre la perspectiva de género en tanto que la mayor proporción de hombres que juegan frente a las mujeres que lo hacen no debería obviar todos los condicionantes de género que están detrás de las conductas en torno a las apuestas. Y es que, de acuerdo con las estadísticas que maneja Ordenación del Juego, “del total de 1.637.831 personas con cuentas activas en portales de juego online, el 83,38% son hombres y el 16,62% son mujeres”, ha detallado Arana.
El rector de la Universidad de Deusto, Juan José Etxeberria Sagastume, ha cerrado las intervenciones inaugurales apuntando que “la educación y la investigación deben ir de la mano de la acción social”, de manera que, respecto a la temática abordada por el estudio de UNAD, resulta “crucial” con una iniciativa así para “identificar y abordar los factores que llevan a veces a un comportamiento problemático” en torno al juego.
PRINCIPALES CONCLUSIONES
La autora del proyecto, Patricia Martínez Redondo, ha explicado que existen factores de riesgo individuales, sociorrelacionales y sociales a la hora de desarrollar un juego de riesgo, problemático o incluso patológico, y que existen diferencias entre chicos y chicas.
En este sentido, han apuntado que los chicos están más presentes en los juegos de apuesta y las chicas en el bingo.
Asimismo, han apuntado que los sesgos cognitivos que se detectan en los discursos de chicas y chicos versan sobre cuestiones muy diferentes, apareciendo en ellos en mayor medida el aspecto económico de jugar y en ellas el mayor influjo de la habilidad y el aprendizaje para influir en el azar.
Otros de los factores de riesgo individuales son la impulsividad, característica de la juventud, muy acorde con la modalidad online del juego por su fácil acceso e inmediatez en el resultado, y las emociones de activación y excitación que provoca el juego tanto en chicos como en chicas.
Con respecto a los factores de riesgo sociorrelacionales, las investigadoras han apuntado que, en chicos y chicas, lo más cercano es el mundo de las apuestas y, de manera concreta, los locales de apuestas. De hecho, conciben que acudir a estos lugares en fin de semana y de manera grupal es una opción más dentro de la oferta de entretenimiento. De hecho, sienten que participar en el juego, de manera presencial y en grupo, sirve para socializar y lograr un estatus o una posición valorada por ganar. Concretamente, en el caso de los chicos, además se hace referencia a la presión social que ejerce el grupo a la hora de apostar.
CONTEXTO SOCIAL
En cuanto al contexto social, el estudio señala la normalización de la cultura del azar y del riesgo como contexto que rodea e impregna también la conducta de la población joven. Aquí ha jugado y juegan un papel muy importante todas las estrategias publicitarias del juego, que tradicionalmente han asociado el acto de apostar con emociones, la idea de ganar dinero o el estatus del que presumen algunas figuras públicas, y altamente influyentes sobre la juventud, como son tipsters y youtubers en general.
Además, el hecho de que las redes sociales también sean un canal donde se promociona el juego hace que estén sean más accesibles para una generación nativa en lo digital, de tal forma que incluso los videojuegos con dinámicas como las cajas de botín también contribuyen a introducir el azar a edades más temprana.
Todo esto, según apuntan las investigadoras, desemboca en una baja percepción del riesgo de la juventud, si bien las chicas demuestran una mayor empatía y acercamiento con las personas que han desarrollado algún tipo de problema derivado del juego. En todo caso, las conductas de riesgo son asociadas por los chicos al gasto y disponibilidad del dinero mientras que ellas dan mayor importancia a la frecuencia de juego o las alteraciones que apostar termina provocando en la persona. En lo que sí coinciden tanto ellos como ellas es en que la percepción social de una mujer con problemas de juego es peor que la de un hombre debido a la normalización de la conducta problemática en los chicos y no tanto en las chicas, así como a la concepción generalizada de las mujeres como más precavidas.
ADENTRARSE EN EL JUEGO
A la hora de adentrarse en el juego, la investigación manifiesta que las personas jóvenes prueban su suerte de manera legal al ser mayores de edad con el fin de sacar dinero rápido y emular o bien el discurso publicitario o bien a alguien de su entorno cercano que tenga alguna experiencia positiva al respecto. Así, las posibles ganancias iniciales refuerzan la fe en las probabilidades de seguir ganando de manera que, cuando aparecen las pérdidas, el sistema de azar empieza a exigir cada vez mayores inversiones para recuperar las pérdidas, lo que termina generando una habituación que lleva, sobre todo a los chicos, a pensar más en términos de inversión y a explorar nuevos espacios de juego además de consolidar otros.
El estudio completo puede consultarse aquí.