UNAD, la Red de Atención a las Adicciones, ha demandado una atención diferenciada para las mujeres reclusas dadas las especificidades que presentan por razón de género. La entidad sostiene que los centros penitenciarios no son el lugar idóneo para atender las necesidades de las personas que tienen problemas de adicciones y ha subrayado la importancia de seguir avanzando en la aplicación de penas y medidas alternativas al encarcelamiento, así como en el impulso de la justicia restaurativa.
Esta necesidad se hace aún más evidente en el caso de las mujeres dado que el entorno penitenciario está marcado por una estructura predominantemente masculinizada, que incrementa aún más sus situaciones de vulnerabilidad.
La declaración de la red, que está integrada por más de 200 entidades en toda España, se enmarca en el Día de la Merced, patrona de las Instituciones Penitenciarias españolas, que se celebra cada 24 de septiembre.
Teniendo en cuenta que ellas enfrentan situaciones de mayor vulnerabilidad que los hombres a la par que presentan un perfil de menor peligrosidad, desde UNAD defienden una serie de medidas apoyándose en la evidencia arrojada por el informe 'Situación de las personas con adicciones en las prisiones españolas. Una visión con perspectiva de género' editado por la propia red de adicciones.
Así, UNAD se apoya en el documento para señalar la necesidad de seguir avanzando en la incorporación del enfoque de género en el funcionamiento de las prisiones para reducir situaciones de especial vulnerabilidad para las mujeres privadas de libertad. Especialmente cuando hablamos de mujeres con adicciones o mujeres víctima de violencia de género
Por otro lado, y siendo conscientes de que solo el 7% de la población reclusa es mujer y la dificultad de crear centros penitenciarios exclusivos para ellas, la red apunta a la necesidad de introducir otras medidas estructurales en los centros mixtos que tengan en cuenta la realidad de las mujeres, a la par que se priorice el régimen abierto en los casos de las reclusas para atender sus situaciones mediante los recursos comunitarios.
Otras reivindicaciones más específicas pasarían por ofrecer a las presas una formación que tenga más en cuenta la perspectiva de género, intensificar los trabajos de cara a su inserción laboral, favorecer la preservación de los vínculos familiares y especialmente con los hijos o hijas e implantar programas de atención a las adicciones que tengan en cuenta la realidad específica de las mujeres en cuanto a las sustancias que usan o sus contextos de consumo.
Además, ante aquellos casos en los que puedan existir episodios de violencia de género sufridos en el pasado, se antoja urgente, según afirman desde UNAD, el establecimiento de protocolos de detección de la violencia junto a un sistema de coordinación real entre instituciones que permita un abordaje integral y especializado de estos supuestos con el fin último de preparar a las reclusas para la libertad desde un prisma de protección.