07 abril 2010
El consumo de estimulantes puede provocar trastorno bipolar

Si un trastorno mental se une a otro causado por el uso de sustancias,
se produce una peor evolución clínica, mayor cronicidad, mayor
dificultad de tratar los síntomas y mayor frecuencia de ciclos rápidos
y hospitalizaciones. Así lo expresó el doctor José Martínez Raga,
responsable clínico de la Unidad de Conductas Adictivas de la Agencia
Valenciana de Salud y Profesor Asociado de la Universidad CEU Cardenal
Herrera de Valencia, en la conferencia Enfermedad Bipolar
asociada al uso de sustancias adictivas


Para Martínez “el consumo de estimulantes, puede llegar a provocar
un trastorno bipolar, puesto que a esa fase de euforia le pueden
seguir episodios maníacos y depresivos. También se dan casos en los
que personas diagnosticadas de trastorno bipolar tienen una mayor
probabilidad de adquirir una adicción a sustancias como el alcohol u
otras peores”. La sesión estuvo organizada por la Asociación
Valenciana de Trastorno Bipolar, con el auspicio de la Sociedad de
Psiquiatría de la Comunidad Valenciana.

Según datos proporcionados por el Observatorio Europeo de las
Drogas y las Toxicomanías, la tasa de prevalencia de consumo de
cocaína entre adultos jóvenes (de 15 a 34 años) en Europa, sitúa a
España prácticamente al mismo nivel que Rusia y Estados Unidos (4,6%),
muy por encima de la media de la Unión Europea (1,8%). Datos
similares se observan con respecto al consumo de anfetaminas, éxtasis o
cannabis. Este hecho podría apoyar la especial relevancia del
problema en España e indirectamente permitiría extrapolar su
repercusión sobre la patología dual.

El término patología dual indica la coexistencia de dos trastornos
que pueden ser o no independientes, aunque necesariamente
interactivos. Habitualmente se utiliza para referirse a la
presentación concomitante de un Trastorno por Uso de sustancias (TUS) y
otro trastorno mental.
Los pacientes que sufren esta patología presentan una peor
evolución clínica, tienden a una mayor cronicidad de los dos
trastornos comórbidos, tienen síntomas más difíciles de tratar, como
los de tipo afectivo mixto y, finalmente, presentan con mayor
frecuencia ciclos rápidos y hospitalizaciones.

Por otro lado, estos
pacientes presentan un riesgo aumentado de suicidio a lo largo de su
vida en comparación con los pacientes con trastorno bipolar sin abuso o
dependencia a sustancias (39,5% frente a 23,8%, respectivamente).
Todos estos factores resaltan la importancia de una adecuada y
completa evaluación diagnóstica de esta patología dual y de llevar a
cabo un tratamiento individualizado teniendo en cuenta todos los
trastornos comórbidos, sus interrelaciones y sus implicaciones
pronósticas con el objetivo final de conseguir un tratamiento en estos
pacientes que proporcione la mayor efectividad terapéutica posible.