La presidenta de Érguete-Asociación de Ayuda al Toxicómano, Carmen Avendaño, un sinónimo de fuerza y coraje en la lucha contra el narcotráfico a la que ha dedicado más de treinta años y aún sigue en la brecha, opina que «las circunstancias actuales son especiales porque el mercado de tráfico de drogas se encuentra ahora vacío de jefes, es una manera de expresarlo, y preocupa».
Con 78 años y casi dos décadas entre rejas, a Manuel Charlín Gama – el histórico narcotraficante de Vilanova de Arousa, le ha llegado la hora de la excarcelación.
Es únicamente su vida, ligada a los negocios ilegales y al contrabando, la que despierta la irritación de las organizaciaciones antidroga que, hasta hace poco, estaban celebrando el descenso en la entrega de alijos. La presidenta de Érguete-Asociación de Ayuda al Toxicómano, Carmen Avendaño, un sinónimo de fuerza y coraje en la lucha contra el narcotráfico a la que ha dedicado más de treinta años y aún sigue en la brecha, opina que «las circunstancias actuales son especiales porque el mercado de tráfico de drogas se encuentra ahora vacío de jefes, es una manera de expresarlo, y preocupa».
El gerente de la Fundación Galega Contra o Narcotráfico, Fernando Alonso, sí expresa en cambio una disconformidad clara, la que existe en la institución a la que representa por la puesta en libertad, hoy, del patriarca de este peligroso clan, posible por la nueva doctrina del Constitucional en lo referente a la reducción de condenas. Para esta entidad, tener la posibilidad de refundir éstas cuando se cumplen dos o más, provoca errores y aciertos. «En este caso, se ha concedido un beneficio desproporcionado a alguien que ha causado un daño irreparable a la sociedad gallega; beneficio, además, del que no disfrutan los narcos pequeños».
