15 octubre 2009
La crisis eleva el riesgo de que se vean en la pobreza nuevos grupos de personas, sobre todo a través de la pérdida del empleo, la vivienda y del empeoramiento de los ciclos de deuda

Declaración de la Red Europea de Lucha Contra la Pobreza y la Exclusión Social de España (EAPN-ES), de la que forma parte UNAD, con motivo del Día Internacional de Lucha Contra la Pobreza, el 17 de octubre, en la que señala que la crisis eleva el riesgo de que se vean en la pobreza nuevos grupos de
personas, sobre todo a través de la pérdida del empleo, la vivienda y del
empeoramiento de los ciclos de deuda, además de aquellas que ya se encontraban
en situación de pobreza y se enfrentan a un endurecimiento de su situación


  • La Red española de lucha contra la pobreza y la
    exclusión social en el Estado español (EAPN-ES) viene manifestando, a través de
    la acción de sus entidades miembro y a través de sus actuaciones conjuntas, el
    notable cambio que ha sufrido la realidad social española a partir de la crisis
    económica. Debido a la fragilidad y precariedad en el empleo, a la
    desigualdad existente, a la baja intensidad protectora de muchas prestaciones,
    situaciones todas ellas preexistentes a la crisis, la pobreza y la exclusión se
    han acelerado de manera notable, manifestando la situación de “falso bienestar”
    en la que vivíamos. La
    crisis, por tanto, eleva el riesgo de que se vean en la pobreza nuevos grupos
    de personas, sobre todo a través de la pérdida del empleo, la vivienda y del
    empeoramiento de los ciclos de deuda, además de aquellas que ya se encontraban
    en situación de pobreza y se enfrentan a un endurecimiento de su situación.
  • Desde
    hace tiempo, venimos manifestando  que estamos atravesando por un momento
    crucial en la Estrategia Europea
    por la Inclusión Social.
    Ya en los actos del 17 de Octubre -Día Internacional  de
    lucha contra la pobreza-  del año pasado, hicimos una fuerte llamada de
    atención a este respecto, que en estos momentos se hace mucho más aguda al
    estar a punto de comenzar el Año Europeo contra la Pobreza y la Exclusión Social, 
    a las puertas de la Revisión
    de la Estrategia
    de Lisboa, aprobada el año 2000 y con una vigencia de diez años, y en el
    inminente inicio de la
    Presidencia Española de la U.E.

Ambos aspectos constituyen hoy,
en el  DÍA INTERNACIONAL CONTRA LA POBREZA
  Y LA EXCLUSIÓN SOCIAL (17 de Octubre), un reto
obligatorio. Por ello, queremos hacer hincapié en  la necesidad de avanzar
en un nuevo Modelo Social que contemple, entre sus objetivos prioritarios, los
desafíos que la lucha contra las situaciones de pobreza y exclusión social
hacen ineludibles, y sin los que las medidas adoptadas, ante las urgencias de
la crisis, no llegan a alcanzar a todas las personas que las necesitan, ni
resuelven los problemas, paliándolos tan sólo momentáneamente.

  • Entendemos que el año 2010 es un momento crucial
    para la Unión Europea. La
    crisis económica ha planteado nuevas cuestiones al poner también de manifiesto
    la debilidad de un modelo económico que ha promovido el crecimiento económico e
    incrementado el consumismo a expensas de la cohesión social. La competencia y
    el libre mercado han prevalecido sobre la defensa de los derechos
    fundamentales, y el crecimiento no ha tenido como resultado una menor pobreza,
    sino que ha incrementado las desigualdades entre regiones, así como entre ricos
    y pobres. Esto ha convertido la desigualdad en el motor principal de una
    economía inestable e insostenible a nivel global.
  • La
    crisis plantea varios retos a la Unión Europea, pero es también una oportunidad
    para perfilar una nueva visión para la misma y su papel en el mundo. Es
    necesario promover enérgicamente la visión ética y los valores de la Unión Europea,
    tomando como   punto  de  partida el afrontamiento  del  fracaso  del  actual
      modelo   de crecimiento y empleo para distribuir riqueza
    y bienestar de forma eficaz, combatir la discriminación y promover la cohesión
    social.  Para lograr un “modelo de crecimiento ético y
    sostenible”, son necesarias una nueva visión de desarrollo sostenible y una
    equidad global. Este
    nuevo modelo social europeo debe:
    • Poner la
      economía al servicio de las
      necesidades sociales (tanto para el medioambiente como para las
      personas), anteponiendo las personas y el planeta a los beneficios,
    • Poner la
      economía al servicio de un desarrollo
      social y sostenible,
    • Reducir
      activamente las desigualdades
      y la pobreza,  basándose en un enfoque fundamentado en los
      derechos y que reconozca tanto la lucha contra la pobreza, la desigualdad y la
      exclusión social como la defensa de los derechos fundamentales, como retos
      prioritarios y requisitos esenciales a nivel europeo y global.
  • Pero no
    se trata de demandas y exigencias puramente declarativas. Para que esos
    objetivos se conviertan en realidad, son necesarias medidas que hagan frente a
    las urgencias provocadas por la crisis, yendo más allá de la misma, pues su
    efectividad para conseguir la cohesión social sólo puede ser real dentro de ese
    nuevo modelo social europeo.

Por
ello, demandamos “un Pacto por la Inclusión
Social” que es obligado concretar durante este período de
crisis, pero que trascienda la coyuntura de la crisis. Un Pacto
que no sea cuestión únicamente del Ministerio al que conciernen en exclusivo
las Políticas Sociales, sino de todos los Ministerios, -lo que debe ser
igualmente trasladado a todos los niveles de las Administraciones Públicas,
especialmente las Comunidades Autónomas-.

  • Consideramos
    obligado este Pacto, pues sin él será difícil resolver el déficit de Cohesión e Inclusión Social, así
    como adoptar las propuestas que son imprescindibles y que hemos propuesto
     a través del Foro de Agentes Sociales:
    • Una protección
      social que supere los límites del sistema de garantía de ingresos mínimos. La crisis económica ha puesto de
      manifiesto el déficit de protección social existente en España, por lo que resulta urgente el desarrollo de un
      nuevo sistema de garantía de ingresos.
    • Incentivar las políticas activas
      de empleo que
      favorezcan el acceso al mismo de las personas en situaciones de mayor
      vulnerabilidad o en la exclusión socio‐laboral. Es necesaria, además, una urgente elaboración
      de políticas públicas de fomento, potenciación y reactivación del sector
      empresarial de la economía social.
    • Capacitación y formación como
      apoyo a la transición del desempleo al empleo y retorno al sistema educativo. La clave en este ámbito es la inclusión activa.
    • Unas Políticas de empleo que
      garanticen puestos de trabajo de calidad, decentes y con capacidad de sostener
      una vida familiar estable y digna. El empleo es el principal mecanismo de inclusión
      social y salida de la pobreza, pero solo si este es de suficiente calidad como
      para permitirlo. Todo lo demás es pura explotación de la necesidad del más
      débil.
    • Facilitar el acceso a la
      vivienda a familias con menos recursos, Es imprescindible frenar las situaciones de
      expulsión y pérdida de la vivienda, y realizar planes públicos para el
      aplazamiento del pago de la hipoteca, para abaratar el coste de los servicios
      de luz, agua, gas…, etc.
    • Una política de inmigración
      donde nadie pierda en el camino de la legalidad y la integración, y con la que la población autóctona no
      desarrolle actitudes racistas.
    • Establecer itinerarios de
      inserción dirigidos a las personas más vulnerables. Es indispensable la participación activa del
      Tercer Sector en este proceso, así como en su tarea de prevención y de apoyo a
      los colectivos en situación de pobreza y exclusión.
  • La
    cuestión no está en que desde todas las instancias de la Administración Pública
    se remitan las situaciones de necesidad, de pobreza y exclusión a los servicios
    sociales y a los departamentos correspondientes de las Políticas Sociales. La
    cuestión es otra: se trata de un Pacto en el que se asuma la exclusión que se
    genera en los ámbitos de competencia de cualquier Ministerio y/o Consejería y
    qué medidas se toman en esos mismos aspectos y ámbitos. Y todo esto, hecho de
    forma articulada. Es decir, con un Plan que implique  a todos y todas. Y,
    por descontado, que implique a todos los actores cívicos, económicos y sociales
    a través del diálogo social y del diálogo civil.