23 junio 2009
La ONU alerta sobre el aumento de producción de drogas sintéticas

El mercado de cocaína, opio y marihuana ha bajado o se ha mantenido sin
cambios, en tanto que la producción de drogas sintéticas podría estar
incrementándose en los países en desarrollo, de acuerdo con un informe
de la ONU


El cultivo global de coca en el mundo, de 845 toneladas, registra
su quinta reducción anual consecutiva pese a algunos incrementos de
cultivo en Perú y Bolivia, señaló el Reporte Mundial de Drogas 2009 de
la Oficina de Naciones Unidas para Drogas y Crimen (UNODC).

Indicó que en Afganistán, que produce 93 por ciento de opio en el mundo, el cultivo bajó 19 por ciento entre 2007 y 2008.

Mientras tanto, el cannabis sigue siendo la droga más
cultivada en el mundo y puede ser más dañina para la salud de lo que se
creía, señaló el informe.

En términos de consumo, los
mercados más grandes para las drogas, que incluyen a Norteamérica,
Europa Occidental, Sureste de Asia y Oceanía, «han permanecido sin
cambios o han caído», aunque la información es menos clara para los
países en desarrollo, sostuvo el documento.

Por otro
lado, el consumo de drogas sintéticas, que incluyen las anfetaminas,
metanfetaminas y éxtasis, ha bajado en los países desarrollados pero
preocupa que la producción y el consumo estén aumentando en los país en
desarrollo, «aunque la información es limitada», indicó.

Señaló que laboratorios industriales en el sureste de Asia,
particularmente en la Gran Subregión del Mekong, están produciendo
grandes cantidades de tabletas de metanfetaminas, metanfetamina de
cristal y otras sustancias como la ketamina.

Asimismo,
algunos países de la Unión Europea son los principales abastecedores de
éxtasis, mientras Canadá se ha convertido en el principal centro de
tráfico de metanfetaminas y éxtasis, y el uso de metanfetamina tipo
Captagon ha aumentado en el Cercano y Medio Oriente.

Antonio María Costa, director de la UNODC, señaló que «el mercado
global de cocaína de 50 mil millones de dólares está experimentando
cambios sísmicos. Los niveles de pureza y los montos de confiscación
bajan, los precios suben y los patrones de consumo se mantienen».

«Esto puede ayudar a explicar el terrible repunte de violencia en
países como México. En América Central, los cárteles están peleando por
un mercado a la baja», añadió Costa en conferencia de prensa al dar a
conocer el informe.

Señaló que lo mismo se registra en
Africa Occidental, donde la caída de las confiscaciones refleja una
baja del flujo de cocaína luego de cinco años de crecimiento. «Si
Europa realmente quiere ayudar a Africa, debe reducir su apetito por la
cocaína», recomendó Costa.

Las autoridades confiscan 41
por ciento de toda la cocaína del mundo (la mayoría en Colombia), pero
interceptan solamente la quinta parte de todos los opiáceos, que
incluyen el opio, la morfina y la heroína, de acuerdo con el informe.

Costa reconoció, por otro lado, que los mayores controles de las drogas
han creado un mercado ilícito de proporciones macroeconómicas, pero
advirtió que una legalización sería un «error histórico» porque las
drogas son un peligro para la salud.

«Las sociedades no
tienen que escoger entre proteger la salud pública o la seguridad
pública: pueden y deben hacer ambas cosas», apuntó.

El
funcionario pidió mayores recursos para la prevención y el tratamiento
de la drogadicción y medidas más duras contra los crímenes relacionados
con las drogas.

El director de la Oficina Nacional de
Control de Drogas de Estados Unidos, Gil Kerlikowske, destacó por su
parte las políticas del gobierno del presidente Barack Obama para
abordar de una manera integral el problema de las drogas.

«Hemos aprendido bastante sobre la enfermedad de la adicción a las drogas y conocemos los tratamientos que funcionan», anotó.

Agregó que «mediante una aplicación integral y efectiva de las leyes,
educación, prevención y tratamiento alcanzaremos el éxito en una
reducción del uso ilícito de las drogas y sus devastadoras
consecuencias».

El reporte recomendó considerar el
consumo de drogas como una enfermedad, poner orden en los vecindarios
mediante programas de servicio público, impulsar acuerdos
internacionales contra el crimen organizado y aplicar las leyes de una
manera más eficiente.