13 octubre 2008
La OTAN se implicará en combate al tráfico de drogas

La OTAN ha llegado a la conclusión de que el narcotráfico es una de sus
principales amenazas en Afganistán, y sus ministros de Defensa
han acordado que la misión de la Alianza en este
país (ISAF) aceptará misiones de combate relacionadas con la lucha
contra las drogas


Desde su inicio hace ahora siete años, la operación de
la OTAN en Afganistán había excluido deliberadamente cualquier
intervención en este campo. Se pensaba que podía ser recibido como una
injerencia en asuntos de la vida de los afganos, sus clanes y su
autoridad. Ahora, los generales del Alto Mando Aliado (SACEUR) han
convencido a los ministros de Defensa para que las tropas de los
Estados miembros lleven a cabo misiones de este tipo.

No todos los países estaban de acuerdo. Entre ellos
figura España, que mantiene reticencias muy importantes a que sus
soldados se involucren en estos cometidos y que, como los demás, ha
aceptado que otros soldados las lleven a cabo. Los generales de la
Alianza saben que «una gran parte del dinero de la droga acaba en armas
con las que los talibanes atacan a los soldados de la ISAF». Y que,
aunque Naciones Unidas afirma que el cultivo de opio ha disminuido, con
la adormidera que se produce todavía los narcotraficantes afganos
pueden abastecer dos o tres veces toda la demanda mundial de heroína.

Para vencer las reticencias de España, Francia y
Alemania, se ha dejado bien claro que estas misiones se harán bajo el
marco de las resoluciones de la ONU, que ponen en manos de las
autoridades afganas la dirección y el liderazgo de estos cometidos
policiales, y sin cambiar el plan de operaciones de ISAF. Sin embargo,
ha sido el mismo ministro de Defensa afgano, Abdel Rahim Warzak, el que
ha venido a pedir a la OTAN que se involucre en la lucha contra el
narcotráfico, lo que significa que exigir que se anteponga la
«dirección» de las operaciones antinarcóticos en manos de los afganos
no es más que un pretexto para eludir esta responsabilidad. Warzak se
reunió ayer con la ministra Carme Chacón, que la víspera había tenido
otra reunión con el secretario de Defensa norteamericano Robert Gates.

El secretario general de la OTAN, Jaap de Hoop Scheffer,
estaba satisfecho por el acuerdo -«que nos permitirá atacar a las
estructuras que sirven para fortalecer a los que nos combaten»- y
considera que su aplicación sobre el terreno no planteará más
dificultades que la carencia de helicópteros, que es su queja
permanente.

Cuando sea identificado un centro de producción o un
laboratorio de drogas, el Gobierno afgano deberá pedir su destrucción a
la ISAF, y ésta asignará la misión al país responsable en la zona.
Puesto que la mayor parte de la actividad de los señores de la droga
está concentrada en la zona sur -de control norteamericano y británico-
las ordenes del mando de la operación aliada no tendrán problemas para
ser ejecutadas.