El acuerdo, adoptado en el Consejo Interterritorial de Sanidad, también recomienda limitar la venta de alimentos y bebidas que contengan un índice de grasas, azúcares y sal demasiado elevado, con el fin de erradicar la obesidad infantil.

Uno de cada cuatro niños españoles padece sobrepeso. Esta patología se ha triplicado entre los niños en los últimos 20 años. En total, la obesidad representa el 7% del gasto sanitario. La ministra del ramo, Trinidad Jiménez, justificó la importancia del acuerdo, porque la obesidad es la segunda causa de muerte evitable en el mundo.

Además, las autonomías, responsables de los centros educativos públicos, están de acuerdo en que deben retirar las máquinas expendedoras de alimentos y bebidas de las escuelas de Primaria. Los más pequeños no tienen tanta capacidad para decidir, justificó el presidente de la Agencia Española de Seguridad Alimentaria
y Nutrición (Aesan), Roberto Sabrido. Alrededor del 17% de las escuelas tiene alguna de estas máquinas.

Según lo acordado ayer, las expendedoras y las cantinas de los centros de Educación Secundaria sólo venderán productos envasados con un valor energético máximo de 200 kilocalorías y como máximo, el 35 % de las kilocalorías procederán de la grasa.

Las comunidades autónomas también instarán a los colegios e institutos a que no distribuyan productos con ácidos grasos trans, excepto los presentes de forma natural en productos lácteos y cárnicos. También se limitará el contenido en sal y se prohibirán los edulcorantes artificiales. El acuerdo no se refiere a grupos de alimentos sino al alimento que no cumpla con los requisitos, insistió Sabrido.

Aunque estos planes llevan años sobre la mesa, hasta ahora no se había consensuado un texto con medidas concretas.