04 enero 2010
Se detecta en Valencia un nuevo y peligroso patrón de consumo de drogas a través de la conjuntiva del ojo

Usuarios de drogas menores de treinta años y con una intensa
trayectoria en el consumo de todo tipo de sustancias han comenzado a
utilizar la conjuntiva del ojo como nueva vía de administración de
alucinógenos, según han constatado técnicos de la Fundación para el
Estudio, Prevención y Asistencia a las Drogodependencias (FEPAD) en un
trabajo de campo realizado este verano en once zonas de ocio de la
Comunitat Valenciana


Esta nueva tendencia de consumo, que se ha detectado a través de la
campaña Quioscos Salud 2009 de la Conselleria de Sanidad, se utiliza
sobre todo con los alucinógenos: trippies (ácidos) y en especial con el
famoso LSD (dietilamida de ácido lisérgico), que ha vuelto a poner de
moda, según han informado a Levante-EMV técnicos de la FEPAD.

Las mismas fuentes destacaron que esta nueva vía de administración,
«que no es un patrón de consumo mayoritario, pero sí preocupante por
los riesgos que puede ocasionar», se ha observado en discotecas muy
concretas (algunas de la antigua ruta del bacalao).

El
procedimiento es introducir la porción del LSD sobre la conjuntiva del
ojo. Se trata de un cartoncito impregnado con ácido lisérgico que
comienza a disolverse al entrar en contacto con la mucosa ocular.
Esta vía de administración acelera y potencia el efecto de la
sustancia, según reconocieron los propios usuarios a los técnicos de la
FEPAD.

El tiempo de permanencia del alucinógeno en la conjuntiva es de
unos veinte minutos.
«Los que lo hacen deberían saber que este nuevo patrón de consumo
entraña riesgos para el ojo que pueden ser muy graves», apuntaron
expertos en drogodependencias que agregaron que este nuevo consumo
ocular lo observaron en tres grupos de jóvenes entre 26 y 27 años,
todos ellos varones.
«Son consumidores recreativos potentes de hace mucho tiempo,
personas que han consumido mucho tipo de sustancias y en cantidad y que
buscan una experiencia nueva», expresó un portavoz de la FEPAD que
agregó que los testimonios recogidos en la campaña refieren que los
efectos del alucinógeno a través de esta vía se manifiestan en la mitad
del tiempo que por la inhalada o digerida.

Las encuestas de la Campaña Quioscos Salud 2009 de la conselleria
revela que los consumos de todas estas sustancias se combinan con
alcohol.

El consumo de sustancias alucinógenas por vía ocular es un
procedimiento con muy pocas referencias bibliográficas en el mundo. De
hecho, los oftalmólogos apenas han oido hablar de él, aunque está claro
que quienes lo utilizan saben que la conjuntiva del ojo es una de las
mejores vías de absorción y difusión de medicamentos.

El presidente de la Sociedad Oftalmológica de la Comunidad
Valenciana, Rafael Martínez-Costa, afirma que los fármacos que se
inyectan o se administran por esta vía tienen un efecto más rápido
porque evita el paso por el hígado, que es el gran laboratorio que
ayuda al organismo a desintoxicar lo que entra en el sistema digestivo
y que requiere un tiempo de procesado más lento.

Algunos efectos de
este consumo puede ser la opacidad de la córnea, un órgano
perfectamente transparente que puede perder la visión por una
irritación continuada.

Las once zonas donde se han establecido los Quioscos Salud 2009 de
la campaña para descubrir las nuevas tendencias de consumo que han
realizado conjuntamente la FEPAD, la Dirección General de
Drogodependencias de la Conselleria de Sanidad y la ONG Controla Club
han sido Cullera (noche de San Juan), Dénia (Bous a la Mar), discoteca
Spook de Pinedo, Torrent (concierto La Oreja de Van Gogh), discoteca
Pirámide Cabanes de Castelló (Summer Rave parking), la playa del Grau
(fiesta de verano), Buda del Sol (Valencia), la discoteca Barraca
(Perelló) y las fiestas municipales de Pedralba, Sot de Chera,
Vilamarxant y Gestalgar.

Técnicos en drogodependencias entrevistaron a unos 1.500 jóvenes a
los que también se les informó sobre los programas de reducción de
daños.

En este trabajo de campo se descubrió que la cocaína ha sido
desplazada por las anfetaminas como consecuencia de la crisis. Mientras
que por un gramo de coca se pagan 50 euros, un gramo de cristal —un
estimulante en auge desde hace dos años— cuesta unos 16 euros y una
dosis de LSD o de éxtasis, de 6 a 8.

La campaña detectó patrones de policonsumo muy elaborados con alcohol, cocaína, ketamina y MDMA (éxtasis).
Otro fenómeno que se ha observado es el pajareo que consiste en
reunirse tras finalizar el ocio nocturno en casa de algunos amigos para
seguir consumiendo drogas y alcohol.