28 enero 2010
Un estudio de UNAD desvela que las mujeres drogodependientes que sufren violencia en la pareja no reciben atención integral ni en la red de drogodependencias ni en recursos para mujeres
Según un
estudio realizado por UNAD en 2009, las
mujeres drogodependientes que sufren violencia en la pareja no reciben
atención integral ni por la red de drogodependencias ni por los recursos de
mujeres. La
investigación, financiada por la Delegación del Gobierno para el Plan Nacional
Sobre Drogas, indica que existen pocos estudios que pongan de relieve la alta
prevalencia de la violencia en la pareja en las mujeres drogodependientes, y
a pesar de la detección de casos no se presta una atención integral desde
ninguna de las dos redes, y desde ambas se percibe que es un problema que
requiere de atención y soluciones.
En el
estudio participaron 62 profesionales: 47 mujeres y 15 varones, de la Comunidad
de Madrid y la Comunidad Valenciana.
Las
principales conclusiones del estudio fueron las siguientes:
- Supone
un error identificar la violencia contra la mujer o violencia de género
exclusivamente en el ámbito de la pareja y establecer acciones dirigidas
exclusivamente en ese sentido dentro de las redes de drogodependencias.
- Las
mujeres drogodependientes presentan en muchos casos numerosos antecedentes de
violencia en la familia, violaciones, abusos, etc. Pero, en general, no acuden
a los servicios de la red de atención a la violencia de género. Se quedan en la
red de drogodependencias aunque haya posibilidades de derivación/coordinación
con la otra red.
- Su
problemática de malos tratos en el ámbito de la pareja, y otro tipo de
violencias por razón de género, se queda sin trabajar y/o es un elemento que
influye en el abandono del tratamiento, interacciona con el mantenimiento de la
dependencia a la sustancia, etc
- Existe
una no identificación de las situaciones de violencia hacia ellas, luego
no identifican tampoco la necesidad de intervención en esa materia. Tienen una
alta «tolerancia» a la violencia en sus relaciones, sin que esto
signifique responsabilizarlas en el hecho de estar siendo agredidas en un
sentido de «tolerar-permitir» el maltrato, sino que están inmersas en
relaciones violentas y las han integrado en su cotidiano, es «lo
normal». Muchas entienden que es normal que se les pegue si se drogan
(además «se entiende» que el compañero sentimental se torne más
agresivo cuando está bajo efectos de la sustancia)
- Las
mujeres víctimas de maltrato que acceden a la red de violencia de género y
posteriormente es detectada su drogodependencia (muchas veces consecuencia de
la situación de violencia sufrida), no acuden a las redes de atención a dicha
problemática, lo cual supone su expulsión de la red de atención a la violencia
de género.
Tras analizar los resultados de la investigación, UNAD recomienda la integración de las
mujeres drogodependientes en otras redes de atención sin que el hecho de la
drogodependencia suponga un estigma para ellas y pueda trabajarse coordinadamente.
Sin embargo, esto puede quedar un poco lejos de la realidad asistencial actual,
y resulte más fácil crear recursos y programas specíficos dentro de la red de drogodependencias que incorporen la
perspectiva de género (en la investigación se han detectado varias iniciativas
en este sentido, aunque sigue sin estar integrado de forma general en
protocolos e itinerarios de atención). La cuestión es que si se crean recursos
específicos se consiga enfocarlo de forma que no sea un estigma más: las mujeres
“drogodependientes” y, además, “maltratadas”.