20 julio 2009
La sala de consumo de drogas de Bilbao atiende cada año a más de mil toxicómanos
La sala de consumo supervisado de drogas de Bilbao ha superado su primer lustro de funcionamiento con un nivel de usuarios que no suele estar por debajo del millar de toxicómanos al año. Una cifra lo suficientemente abultada como para que el Ayuntamiento tenga en cuenta la labor de Médicos del Mundo, la ONG que gestiona el equipamiento, y suscriba un convenio de colaboración para garantizar la financiación de la sala. Hasta ahora aportaba recursos a través de subvenciones.
Este año ayudará con cerca de 98.000 euros al centro asistencial, cuya finalidad es garantizar que los drogodependientes, al menos, realicen un consumo higiénico, tengan más información para evitar prácticas de riesgo y, en el mejor de los casos, se acojan a tratamientos de rehabilitación.
Según los datos que aportaron Ricardo Barkala, concejal de Acción Social, y Juan Félix Madariaga, director del área, el pasado año la sala de consumo supervisado atendió a 1.071 personas distintas. Cada nuevo usuario tiene su ficha y en 2008 se abrieron 303 historias. A lo largo del año se contabilizaron 35.209 consumos, 15.781 en la sala de inyección y 19.428 en la sala de fumado.
«Siempre es mejor un consumo controlado e higiénico», observó Barkala, que recordó que la drogodependencia «es un drama. Se meten en un camino muy difícil de superar». El 80% de quienes acuden a esta sala son hombres, la mayoría de entre30 y 35 años y en paro. «Se caracterizan por pertenecer a familias desestructuradas y sufrir enfermedades infecciosas y carencias en su nutrición», explicó el concejal.
Las mujeres, además de ser minoría, tienen características bien distintas. «Como media son diez años más jóvenes y tienen una bajísima formación cultural, rozando el analfabetismo», describió Madariaga.